jueves, 27 de septiembre de 2007

NUEVA ZELANDA



Una tierra de sorprendente belleza, un pueblo de cordialidad legendaria. Más cerca de lo que usted cree llena de asombrosos descubrimientos y los placeres de sus cómodos viajes.

Con grandes facilidades para trasladarse de un lado a otro, sus dos islas principales, la Isla del Norte y la Isla del Sur, ofrecen a los viajeros una auténtica aventura en que las distancias son cortas, el conducir en coche es fácil y el transporte público es eficiente.

Una mezcla fortuita de culturas antiguas y modernas, junto con una mezcla fascinante de culturas europeas y de las islas del Pacífico, brindan a las ciudades de Nueva Zelanda su singular encanto cosmopolita.

Para la mayoría de los visitantes que llegan a Auckland en la Isla del Norte, su reacción abrumadora no es acerca de que lejos han viajado, sino por qué esperaron tanto tiempo en visitar este país.

Auckland, la ciudad más grande y radiante del país, es famosa por sus extensas áreas de deportes acuáticos, grandes parques, estupendas compras y maravillosos restaurantes.

Repleto de lagos y ríos, el Parque Nacional Te Urewera tiene el territorio forestal virgen más grande de la Isla del Norte. Pueden admirarse los inmensos árboles kauri en la península Coromandel, en donde la escénica autopista de la Costa del Pacifico serpentea a lo largo de encantadoras playas y calas.

El balneario termal de Rotorua y la costa soleada de Hawke's Bay (Bahía de Hawke). Los visitantes afluyen a Rotorua, en el corazón de la Isla del Norte, debido a sus manantiales de aguas minerales terapéuticas e instalaciones de aguas termales.

También vienen atraídos por la riqueza cultural maorí, los lagos repletos de truchas, las excelentes playas, los paseos en bote y las extensas grutas subterráneas de la región.

En el soleado East Cape (Cabo del Este), Gisborne es la primera ciudad del mundo que da la bienvenida al alba. Al sur, la Bahía de Hawke, conocida como "el cuenco de fruta del país", abunda en viñedos de primera clase y huertas de frutas, goza de un clima mediterráneo y tiene un famoso santuario de pájaros.
Civilizada, sin la tensión de la civilización. La capital de la nación, Wellington, es una ciudad bulliciosa y cosmopolita dotada de un puerto espectacular, una espléndida arquitectura y una vida nocturna irresistible, con una gran variedad de teatros y lugares para ir de compras y para cenar.
A la entrada de la capital, el encantador suburbio colonial de Martinborough está rodeado de famosas bodegas, todas ellas accesibles a pie.

Desde la "Capital Portuaria" zarpan transbordadores (ferries) que se dirigen a la terminal de la Isla del Sur, en donde se encuentra la región de Marlborough, famosa por sus vinos, paseos y canales.

Christchurch, la ciudad más grande de la Isla del Sur, es la joya de las encantadoras y extensas Canterbury Plains (Planicies de Canterbury) que ofrecen infinidad de facilidades de recreo, desde el esquí hasta el golf, así como escénicas cañadas de ríos y pueblos fascinantes.

Las vastas regiones hacia el sur, Fiordland y Southland, abarcan montañas gloriosas, majestuosos fiordos esculpidos en glaciares, inmensas zonas selváticas vírgenes, una fauna extraordinaria y algunas de las vistas más espectaculares del país. Dunedin debe su rico patrimonio histórico a los días en que la fiebre del oro invadió Nueva Zelanda.

Y el centro turístico perpetuo de Queenstown es uno de los destinos más populares del país, ofreciendo toda clase de aventuras y emociones, junto con la serenidad y belleza para recuperarse de la emoción.

Para aquellos que desean actuar en vez de observar. Para las familias que están de vacaciones y los aventureros solitarios, los aficionados de los deportes y los eruditos, los observadores de pájaros y los degustadores de vinos, los jóvenes y los viejos, Nueva Zelanda ofrece algo para todos.

Vuele, flote, bucee, salte, navegue, practique surf, monte a caballo, escale montañas, reme y nade.
Tanto si prefiere explorar el país montado en bicicleta como desde la cesta de un globo de aire caliente, o desde la ventana de un autobús de turismo, o caminando, el encanto y el regocijo serán sus compañeros constantes. Verá jardines que rivalizan con los de Inglaterra, campos de golf que son la envidia de los escoceses, y más Alpes que los que hay en Suiza.

Los alquileres de automóviles para trayectos de ida solamente y los pases de viajes que combinan recorridos por tren, autobús y transbordador marítimo, ofrecen facilidades y conveniencia a su viaje. Hay itinerarios especiales para cada presupuesto que le permitirán hacer del golf, la pesca, el esquí, el ciclismo o el ecoturismo, el tema de su viaje.

Las ovejas superan en número a los humanos en una relación de quince a uno, pero no hay serpientes. Tampoco encontrará mamíferos terrestres nativos, pero éste es el único país del mundo que posee loros alpinos y lagartos dinosaurios. La orquídea más pequeña del mundo, así como el insecto más grande, el pingüino más pequeño y el helecho más grande del mundo, habitan un país tan sorprendente como atractivo.
Camine sobre un glaciar, beba de una cascada de agua, enamórese de un pingüino de ojos amarillos.

Gracias a las excelentes facilidades de transporte, usted podrá maravillarse ante un glaciar y una selva tropical en el transcurso del mismo día; o, si lo desea, podrá ir a esquiar por la mañana e ir a pescar a la tarde. El reto más grande consistirá en cómo programarlo para poderlo hacer todo.


Moneda local

Dólar de Nueva Zelandia. El tipo de cambio del día 5 de noviembre del 2003, fue de 1 dólar de EE.UU. = a 1.64 dólares de Nueva Zelandia. La moneda de este país esta sujeta a un régimen de libre flotación.
Le recomendamos verificar previamente esta información sujeta a cambios.
Hora local
Trece horas de diferencia en Johnstone con la hora peninsular y de Baleares

2 comentarios:

Carlos Gago dijo...

Buena pagina, me a ayudado a decidirme por mi viaje a nueva zelanda. Gracias al editor por la ayuda

Borja dijo...

Si señor...gran página para viajar...será lo primero que haga antes de viajar...consultaré sin dudarlo...

PD: me debes un perrito!